Existen pocas armas en el mundo
que son tan poderosas
como una niña con un libro en la mano
Malala Yousafzai
Premio Nobel de la Paz 2014
Apenas en 2011, la ONU acordó celebrar el día internacional de la niña para hacer conciencia en los países, de la importancia de promover que cambien las condiciones de las actuales y futuras generaciones de pequeñas. El festejo se inició en 2012, casi al mismo tiempo en que Malala Yousafzai, niña Paquistaní, luchaba por su vida por dos balazos que le dieron los Talibanes por atreverse a ir a la escuela. Entonces se hizo manifiesto que mientras hubiera un lugar en el mundo donde hubiera ideologías que menospreciaran la vida y el desarrollo de las niñas, sociedades enteras estarán condenadas al atraso y a la pobreza.
Así
pues, la ONU, reconoció que el empoderamiento de las niñas y la inversión en
ellas, son fundamentales para el crecimiento económico de los pueblos, para el
logro de todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluida la
erradicación de la pobreza y la pobreza extrema.
En el mundo se requieren mayores acciones afirmativas
para romper el ciclo de discriminación y violencia en que aún viven las niñas
en diferentes partes del mundo y donde les niegan el disfrute de sus derechos
humanos.
El
empoderamiento de las niñas, requiere su participación activa en los procesos
de toma de decisiones y el apoyo total de los padres, tutores, familiares y
cuidadores, así como de los niños y los hombres y de la comunidad en
general.[1]
A
nivel de los estados, se requiere trabajar a fondo en generar cambios
culturales que erradiquen ideologías de discriminación e incluso de la
eliminación de las niñas antes de nacer, es decir de prácticas de generocidio (del inglés gendercide) que se
refieren al exterminio deliberado, sistemático y masivo de personas en base a
su género. Hay, países en los que ser un embrión femenino y nacer niña se
convierte en todo un reto de elemental sobrevivencia, veamos a continuación por
qué.
En
China e India nos encontramos ante un generocidio de niñas, mediante las
prácticas cotidianas del aborto selectivo, el feticidio y el infanticidio
femenino. En estos países muchas familias prefieren tener hijos varones, pues
éstos serán los herederos del patrimonio material y del nombre de la familia.
El papel social de las mujeres se encuentra tan devaluado que las hijas no
representan ninguna “ventaja” o utilidad social para sus familias, sino por el
contrario son vistas como una carga.
En
algunos casos las mujeres abortan o son obligadas a abortar por sus parejas,
cuando tras un ultrasonido, se enteran que esperan una niña, entonces intentan
embarazarse de nuevo, hasta quedar embarazadas con un varón, a quien finalmente
le permiten vivir.[1] Lo mismo se repite en los casos de feticidio e
infanticidio. Este tipo de prácticas incluso se advierten en el mapa
demográfico de estos países.
Más
del 27% de los distritos de la India tienen una proporción de menos de 900
mujeres por cada mil varones, lo cual indica una arraigada práctica de
feticidio e infanticidio femenino. Se calcula que cada año son abortados
500,000 fetos femeninos en India, únicamente debido a su sexo. En las
comunidades más pobres de India, en donde la gente no puede pagar un
ultrasonido para determinar el sexo del feto, el infanticidio femenino es una
práctica más extendida que el aborto selectivo. Es común que los padres
asesinen a las bebés dándoles leche envenenada.
Como
una medida para disminuir los feticidios y los asesinatos de niñas en la india,
el gobierno instaló cunas en todos los distritos del país para que los padres
abandonaran allí a las niñas que no deseen, en lugar de asesinarlas.
El
programa de cunas comenzó en 1992, se desarrolla en hospitales, centros de
beneficencia y en oficinas de gobierno. Los padres pueden abandonar en esas
cunas a las niñas, de manera anónima;
las bebés recuperadas por este medio, son enviadas a orfanatos para
darlas en adopción. Desde que el programa comenzó, el gobierno reporta que han
sido abandonadas 3700 bebés, la mayoría de las cuales han sido adoptadas por
familias de clase media que no tienen hijos.
Este
programa es realmente controversial, algunos activistas consideran que con
éste, el gobierno hindú está legitimando y alentando el desechar a las niñas,
como si fueran basura, en lugar de atacar los problemas sociales y culturales
de fondo que convierten a la India en un país tan violento y peligroso para las
mujeres.
Según
las estadísticas, en la India cada 30 minutos una mujer es violada y el sistema
de justicia es completamente ineficaz para evitarlo o hacer justicia. Las
violaciones sexuales dentro del matrimonio, incluso, no son consideradas como delito.
El
poco valor que le dan a las niñas, hace que sean expulsadas pronto del seno
familiar, así, el 45% de las mujeres en la India se casan antes de cumplir 18
años, a pesar de que la ley de este país señala que el matrimonio es legal
hasta los 18 años.
Los
matrimonios infantiles ponen en riesgo la vida de las niñas: los embarazos
prematuros que amenazan su salud y las colocan en riesgo de perder la vida, del
mismo modo que la violencia doméstica a manos de sus maridos y otros
familiares.
Las
niñas crecen en contextos adversos donde la falta de educación escolarizada, la
pobreza económica, la carencia de un ingreso propio, las fragiliza aún más en
un sistema legal que permite y facilita que las niñas y las mujeres vivan bajo
esta opresión machista. La desproporción poblacional entre hombres y mujeres,
originada por los abortos selectivos y los infanticidios de niñas, también
refuerzan el tráfico de esposas, vulnerando aún más a las niñas y las mujeres en
la India.
En
el caso de China encontramos que existe una restricción gubernamental que
prohíbe tener más de un hijo. Sin embargo hay algunas excepciones, por ejemplo
cuando la pareja vive en el campo y tiene una niña se le permite tener un
segundo hijo; esta práctica promueve el infanticidio y el aborto selectivo,
pues las familias buscarán que ese segundo hijo sea un varón.
Del
mismo modo que en India, aquí se tiene un problema demográfico, porque nacen
914 niñas por cada 1000 niños, esto sucede porque no se cumple la ley dominando
los abortos selectivos. El comportamiento demográfico normal sería que nacieran más mujeres. En
este país, según los datos oficiales, el 97.5 por ciento de los bebés abortados
son niñas. Otras son abandonadas al nacer y muchas son vendidas a parejas
infértiles, en formas clandestinas, para que las autoridades no tomen
conocimiento. Una norma de 1994 prohibió que en China se utilizaran las
ecografías para revelar el sexo del feto, no obstante, en los hechos, se sigue
considerando normal que las familias consumen generocidios para tener un hijo
varón, lo cual muestra la falta de interés del gobierno por comprender el
problema de fondo, lo cual implicaría mayores cambios en la ley y en un claro
impulso de las políticas de salud sexual y reproductiva con perspectiva de
género.
El
resultado es notorio en el desequilibrio entre la población masculina y
femenina. Millones de hombres no consiguen una esposa. Existe por ello un
tradicional fenómeno de tráfico de mujeres. En algunos lugares hay seis hombres
por cada mujer. Se estima que 17 millones de niñas están "faltando"
en la población de China. Son las mismas que han estado asesinando, al
practicar el infanticidio y el abandono de criaturas.
Aunque
el aborto selectivo por sexo está prohibido en China, el examen por ultrasonido, que determina
fácilmente el sexo, es una práctica regular, conseguida mediante soborno.
Las
niñas que sobreviven acaban en orfanatos precarios. El gobierno chino insiste
en la política de limitar la familia e ignora el problema de la discriminación
contra las hijas mujeres.
En
2001, fue un escándalo internacional la publicación de una serie de fotografías
publicadas por Abigail Haworth, en la
revista Marie Claire. En ellas se observa el cuerpo de una pequeña niña recién
nacida tirada en una calle muy transitada, en la provincia China de Hunam. Esta
escena inimaginable de horror y crueldad se repite constantemente ante la
mirada indiferente de los transeúntes. La periodista narró cómo, autobuses y
cientos de bicicletas pasaban junto al cadáver, desparramando barro sobre el
cuerpecito, pero nadie hizo algo para levantarlo. La bebé se encontraba tirada
cerca de la oficina fiscal del gobierno y muchas personas pasaban caminando,
pero nadie hacía nada. Los policías, cuando llegaron, se preocuparon más
por las fotos de la reportera que por la
vida de la bebé. Esto se debe sin duda, a que en China, es común el
infanticidio de niñas y a que muchos
opinan "que las niñas son una basura...", afirma la periodista.
Con
estos ejemplos, debemos sensibilizarnos y concientizarnos acerca de las
dificultades que enfrentan las niñas del mundo debido a la discriminación y a
la violencia de género que persiste.
En
México y en San Luis Potosí, tenemos también mucho que aprender para hacer
visible la condición de las niñas más pobres. Tenemos recientes datos de
lamentables feminicidios de niñas y sabemos que muchas otras que viven en
condiciones muy vulnerables, que desde que nacen son víctimas del desprecio de
sus padres o familiares.
Es
urgente actuar en el sentido de reconocer sus derechos y de buscar nuevas
formas para romper los ciclos de violencia y de discriminación de los que son
víctimas. Es necesario combatir la violencia misógina que nos lastima como
sociedad, especialmente cuando nos damos cuenta de la gravedad con la que está
afectando a las personas más indefensas y vulnerables: las niñas.
[1] Asamblea General el 19 de diciembre
de 2011 [sobre la base del informe de la Tercera Comisión (A/66/462/Add.2)]
66/170.